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• El Retrato de Antonio de Barandiarán se relaciona con sus dos facetas más destacadas, la de retratista de la burguesía donostiarra y la de profesor de pintura. No en vano el joven que posa de forma distendida, además de un relevante industrial, fue discípulo suyo. Al concluir sus estudios de registrador de la propiedad, Barandiarán fue premiado por su padre con un año sabático en París, que aprovechó para continuar su formación pictórica ingresando en la Academia Julian en 1905. El retrato constituye un ejemplo paradigmático del desenvolvimiento de Irureta en el género, para el que adoptó las fórmulas popularizadas por Federico de Madrazo, su maestro en Madrid. Son obras tendentes a una cierta monocromía, en las que el personaje, representado con verismo, destaca sobre un fondo neutro. En su último año de vida, Irureta sufrió varios reveses que terminaron trastornándole, a lo que se sumó la terrible pena causada por el fallecimiento de su íntimo amigo, el pintor José Echenagusía: el día de la inauguración de la exposición de homenaje a éste, que había contribuido a organizar, Irureta se lanzó desde una ventana de su taller. (Mikel Lertxundi)

Bibliografía seleccionada

• El pintor Pedro Alejandrino Irureta Artola : 1851-1912 [Cat. exp.]. Donostia-San Sebastián, Kutxa Fundazioa = Fundación Kutxa, 2001.
• De Goya a Gauguin : el siglo XIX en el Museo de Bellas Artes de Bilbao [Cat. exp.]. Bilbao, Museo de Bellas Artes de Bilbao, 2008. pp. 362-363, n° cat. 72.
• Guía Artistas Vascos. Bilbao, Museo de Bellas Artes de Bilbao, 2008. p. 31.
• Gida Euskal Artistak. Bilbao, Bilboko Arte Eder Museoa, 2008. p. 31.
• Guide Basque Artists. Bilbao, Bilbao Fine Arts Museum, 2012. p. 31, n° cat. 12.