Exposición: La predicación de San Juan Bautista - Museo de Bellas Artes de Bilbao

La obra invitada

Finalizada

15-01-2014 • 07-04-2014

La predicación de San Juan Bautista

Lucas Cranach el Viejo

Sala 6

En 2014 se cumplen diez años del patrocinio del programa La Obra Invitada por la Fundación Banco Santander. En este tiempo se ha presentado medio centenar de obras en 44 convocatorias. La Fundación Banco Santander ha colaborado, además, cediendo en ocasiones piezas destacadas de su colección. Es el caso de la pintura de Lucas Cranach el Viejo La predicación de San Juan Bautista, fechada hacia 1537-1540, que ahora se exhibe en la sala 6 junto a Lucrecia, obra autógrafa del mismo autor, fechada en 1534, adquirida por el museo en 2012. El programa reúne pues dos obras del mismo autor de características muy diferentes, lo que añade interés a la propuesta: por un lado, un tema evangélico infrecuente en la producción de Cranach y por otro, el desnudo femenino de Lucrecia, uno de sus temas predilectos, del que llegó a ejecutar, solo o con ayuda de su taller, más de sesenta versiones.

Pintor y grabador, Lucas Cranach el Viejo (Kronach, Alemania, 1472–Weimar, Alemania, 1553) es uno de los artistas señalados de la historia del arte y reconocido protagonista, junto con Alberto Durero, del Renacimiento alemán. Tomó el sobrenombre de la pequeña ciudad alemana de Kronach (Franconia), en donde nació y recibió, de manos de su padre, las primeras enseñanzas del oficio. Firme partidario de la Reforma protestante, fue amigo íntimo de Martín Lutero, para quien pintó obras religiosas de carácter didáctico y varios retratos. También creó su propio ideal de desnudo femenino, cuyo particular atractivo ha perdurado hasta nuestros días.

Se conoce poco de sus años tempranos, aunque está documentada su presencia en Viena hacia 1502. El ambiente surgido en esa ciudad en torno a la universidad ejerció gran influencia en Cranach, quien, a partir de entonces, asumiría los ideales humanistas. En 1505 se encontraba en Wittenberg, en donde permaneció hasta 1550 al ser nombrado pintor de corte por el elector Federico III. Allí, y siguiendo el modelo humanista, no sólo sirvió como pintor y grabador sino que también se ocupó de la organización del artesanado, de la supervisión de los proyectos arquitectónicos, del desarrollo de las ceremonias y de todo el ambiente estético relacionado con la corte. Como burgomaestre de la ciudad, fue también propietario de una librería y una farmacia, y emprendió diversos negocios que le proporcionaron prosperidad y una buena posición.

En 1508 viajó en misión diplomática a los Países Bajos, a la corte del emperador Maximiliano. Desde ese momento se apreciará un cambio en su pintura, que resolverá las figuras mediante un suave modelado. A partir de 1520 su activo taller, en donde trabajaron sus dos hijos Hans y Lucas Cranach el Joven, comenzó a recibir numerosos encargos y, junto a los temas religiosos y los retratos, desarrolló una amplia producción de temas clásicos y mitológicos. En los últimos años de su vida Cranach acompañó al exilio al elector Juan Federico I; primero a Augsburgo y más tarde a Weimar, en donde murió en 1553. Artista versátil y prolífico, Lucas Cranach el Viejo dejó gran cantidad de pinturas y grabados, y un taller que le sobrevivió y continuó creando versiones de sus obras décadas después de su muerte.


La firma, consistente en una serpiente alada o dragón, fue adoptada por el pintor franconio Lucas Cranach en 1508, tomándola del escudo de armas que le concedió Federico el Sabio, duque de Sajonia, para el que trabajaba en Wittenberg. Las alas del reptil aparecen levantadas hasta 1537, año en que murió Hans, su hijo mayor. La inmensa tristeza que invadió al pintor le llevó simbólicamente a presentarlo con las alas bajas, en horizontal. Sin embargo, el monstruo siguió empleándose como verdadera marca del obrador.

En efecto, Cranach tuvo un peculiar modo de trabajo. Hasta cerca de 1530 llevó a cabo una producción original que, además, fue grabada en gran parte. Desde entonces, para atender a una demanda que no dejaba de crecer, se recurrió a una repetición constante de determinados asuntos de éxito –Adán y Eva, Venus, Lucrecia, Judit, juicio de Paris, ninfa en la fuente–, según las pinturas originarias, a veces con leves variantes, o al aprovechamiento de antiguos elementos y motivos ensamblados o intercambiados de manera diversa. Para la realización de este abundantísimo número de pinturas, Cranach contó con la ayuda de su hijo homónimo, nacido en 1515, y de otros varios miembros del obrador de los que se conoce incluso el nombre. Si a todo esto unimos la avanzada edad del maestro, resulta evidente que su intervención, sobre todo desde la muerte de Hans, fue limitada.

Aunque esta tabla ha sido datada en los años 1518-1520, la presencia de la serpiente con las alas bajas obliga a fecharla después de 1537. En el catálogo de Friedländer y Rosenberg, que es la obra clásica sobre el pintor, no se habla de ninguna que tenga ese asunto. Los citados autores se refieren a un San Juan Bautista (el subastado en Berlín en 1902), pero no al pasaje de su predicación. Más interesante, porque representa este asunto, es una xilografía fechada en 1516 que responde a un original perdido y que presenta numerosas variaciones respecto a los oyentes. De cualquier manera, es evidente que se trata de un pasaje evangélico absolutamente infrecuente en la producción de Cranach, lo que aumenta el interés de la tabla.

Resulta singular el improvisado púlpito con el tronco podado sobre el que predica el Bautista, con la rama cruzada que le sirve de protección para no caer hacia delante. Los diez oyentes de pie y los tres caballeros del fondo se disponen en profundidad formando una especie de embudo. Los árboles y el suelo bien tupidos rellenan el espacio contrastando también con su verde uniforme con las figuras, hombres y mujeres que escuchan atentos y ensimismados.

No hallamos muchas coincidencias con otras obras de Cranach. Cabe señalar las armaduras de los caballeros o sus animales, así como las hojas de los árboles. También los vestidos de los que escuchan de pie, aunque se observa cierta rigidez en los pliegues verticales. El carácter ornamental determinado por la composición y disposición de los colores, así como la fragilidad de las figuras, no exentas de alguna debilidad de trazo, son rasgos propios de las obras del maestro dirigiendo el nutrido obrador.

Texto: José Manuel Cruz Valdovinos
Universidad Complutense, Madrid



Lucas Cranach el Viejo (Kronach, Alemania, 1472–Weimar, Alemania, 1553)
La predicación de San Juan Bautista, c. 1537-1540
Óleo sobre tabla. 47 x 38 cm
Colección Banco Santander

Contenidos de la exposición: La predicación de San Juan Bautista

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