Virgen con el Niño y retratos - Museo de Bellas Artes de Bilbao

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Virgen con el Niño y retratos

Bocanegra, Pedro Atanasio

Granada, 12/05/1638 - Granada, 17/04/1689

Óleo sobre lienzo

146,5 x 135,5 cm

Segunda mitad de siglo XVII

02/151

Donación de doña Blanca, doña Begoña y doña Aranzazu Alzola de la Sota en 2002

La Virgen con el Niño y santos, constituye una obra prototípica de su autor, que da pruebas también de cierta originalidad a la hora de resolver la narración pictórica. Como ocurre con la mayor parte de la producción de Bocanegra, el punto de referencia fundamental del cuadro es Alonso Cano, pues el grupo de la Virgen con el Niño (que domina la superficie pictórica) corresponde a una tipología que se creó a partir de una reflexión personal sobre la iconografía canesca. En concreto, se ha señalado como antecedente fundamental la Virgen de Belén, de la Curia Eclesiástica de Granada. María aparece como trono de Dios, aunque se propicia la interacción con su Hijo, y está representada desde una perspectiva más bien baja, lo que favorece la monumentalidad. Es una imagen a la que Bocanegra se mantuvo cercano, mediante obras como La Virgen con el Niño de la Parroquia de Colomera (Granada). Pero también, para entender el cuadro de Bilbao y otros parecidos hay que tener en cuenta la Virgen del Rosario de Cano, de la Catedral de Málaga, que aparece en lo alto, sosteniendo al Niño y con la mirada baja, lo que permite la comunicación con una serie de santos que se disponen en la parte inferior y reciben el rosario de unos ángeles. Es uno de los cuadros más importantes de la última parte de la carrera de su autor, y es muy probable que lo conociera Bocanegra, a quien se atribuye una pintura parecida de la Catedral de Granada. Partiendo de estos modelos, el pintor creó una tipología propia, con rasgos faciales muy característicos. Así, estrechó el rostro de la Virgen, conservó la amplitud de los ojos, afiló la nariz y empequeñeció la boca, al tiempo que hacía más ampuloso el cuerpo. También hizo variaciones en los modelos del Niño Jesús, todo lo cual otorga un carácter distintivo a muchos de sus cuadros con este tema.

Además de un ejemplo de la manera como evolucionaron los modelos de Bocanegra a partir de los de Cano, el cuadro de Bilbao es una espléndida muestra de las capacidades del pintor, y está a la altura de sus obras más logradas. Su siempre reconocida maestría para el manejo del color queda demostrada, por ejemplo, en la combinación tan eficaz de los diferentes tonos de rojo, que es el factor que ordena toda la composición, a través sobre todo de las grandes cortinas laterales y del vestido de la Virgen. También se muestra en la manera como se construyen los volúmenes no sólo a través de las formas sino mediante las variaciones que la luz produce en los colores. Pero al mismo tiempo, aunque es verdad que existe cierta distorsión en las proporciones del cuerpo de María (que aparece también en otras obras del artista), se trata de un cuadro muy medido y equilibrado desde el punto de vista compositivo, y su autor parece haber puesto especial cuidado en su ejecución, con un sentido del dibujo apreciable y una destacada voluntad detallista, que le hace describir con precisión los diferentes personajes, elementos del vestuario y texturas.

Aunque, como veremos, desde un punto de vista tipológico la pintura se inscribe en la tradición de las Vírgenes con donantes, la manera de encarar la narración pictórica resulta poco usual. Para resolver el problema de incluir en una superficie relativamente reducida (146,5 x 135,5 cm) a un grupo de personajes que responden a niveles de realidad diferentes, el pintor ha optado por aislar el grupo religioso respecto a los retratos mediante una doble cortina, que constituye el instrumento de separación de ambas realidades. Con ello creó un espacio muy ambiguo, y se juega con la doble idea de una presencia virtual de la Virgen con el Niño (el uso de cortinajes no era inusual para sugerir este tipo de cosas), o de que este grupo sea en realidad un «cuadro dentro del cuadro», pues durante esa época no eran raras las pinturas protegidas por cortinas, a juzgar por los inventarios contemporáneos.

Parecidas inquietudes suscitan la contemplación de los niños. Los de los extremos son niñas, a juzgar por sus vestidos y los pendientes que cuelgan de sus orejas. El pelo tan corto de la de la derecha quizás sea consecuencia de una enfermedad, lo que podría otorgar a la obra entera un carácter votivo. El del centro es un varón, como demuestra su casaca. La longitud de su cabello responde a la moda de la época. Pero, aunque se han querido representar tres personas de edades y sexo determinados y que son reflejo de otros tantos niños reales, lo cierto es que poseen unos rasgos muy poco individualizados y resultan curiosamente parecidos a los de la Virgen. (Javier Portús)

Bibliografía seleccionada

  • El retrato español : del Greco a Picasso [Cat. exp.]. Madrid, Museo Nacional del Prado, 2004. p.180. (con el título 'La Virgen con el Niño')
  • Portús, Javier. "Ama Birjina Haurrarekin eta erretratuak : Pedro Atanasio Bocanegra, bere sormenaren testuingurua = Virgen con el Niño y retratos : Pedro Atanasio Bocanegra, su contexto creativo = Virgin and Child and portraits : Pedro Atanasio Bocanegra, the creative contex", B'05 : Buletina = Boletín = Bulletin, n° 1. 2006. pp. 43-66.
  • Antigüedad y excelencias [Cat. exp.]. Sevilla, Junta de Andalucía, Consejería de Cultura, 2007. pp. 210-211.
  • González Rodríguez, Pedro Javier. "Sobre el cuadro, atribuido a Pedro A. Bocanegra, de la ”Virgen y el niño con santos” conservado en el Santo Hospital de Caridad de Ferrol", Estudios Mindonienses, n° 33. 218-219. pp. 300, 313, il.